Y llegó el covid19 para poner en jaque al mundo entero.

Cada situación en nuestra vida es una oportunidad de aprender o desaprender y, con ello, crecer interiormente.

Esta situación mundial, colectiva e individual, sirve para ratificar los grandes beneficios que la actividad artística aporta.

El arte comenzó a ser reconocido como terapia a mediados del siglo pasado. Con los años y los estudios al respecto se fue confirmando como una gran herramienta que aporta al equilibrio psicofísico importantes beneficios.

Dibujar o pintar, en concreto, son unos excelente medios de relajación, de incluso llegar a convertirse en una forma de meditación que hace alcanzar al cerebro las ondas asociadas a dicho estado.

La mente de la sociedad de hoy en día está habitualmente en las ondas cerebrales Beta, las del estrés. Ponerse a dibujar, aunque solo sea colorear (o pintar abstractamente), puede hacernos pasar automáticamente a las ondas cerebrales Alfa, asociadas al estado de relajación. Pero, incluso se puede llegar a las ondas Theta, asociadas a la meditación profunda… el mundo desaparece, todo desaparece y uno forma parte del proceso artístico como un todo.

Si hay muchas personas a las que les gustaría practicar la meditación pero dicen no ser capaces, el dibujo y la pintura resultan un excelente medio para una primera toma de contacto con la práctica de dicha disciplina.

El hecho de que dibujar y pintar cambie el estado de las ondas cerebrales, de que además dichas actividades consigan que el cerebro genere sustancias químicas como la serotonina, explica que se formen también nuevas conexiones neuronales, sea cual sea la edad, contribuyendo enormemente a mantener nuestro cerebro en forma y aumentando la inteligencia creativa y, por ello, su rendimiento a un nivel general.

A mayores, a través del dibujo y la pintura se puede explorar nuestro inconsciente. Inevitablemente nos proyectamos y también lo hacemos en nuestra obra. El estudio de nuestro inconsciente nos permite descubrir traumas o conflictos subconscientes pendientes de ser expresados y, con ello, sanados. Nos permite también vigilar que todo esté en orden en nuestro interior. Dibujo y pintura son estupendos para el psicoanálisis.

Cuando un trauma es profundo muchas veces resulta complicado hablar de él… y el arte nos permite expresarlo sin palabras, dejarlo salir fuera para que no nos ahogue dentro… nos da la posibilidad del desahogo emocional que ayuda a mantener el equilibrio mental.

En este momento vivimos una situación colectiva que puede provocar emociones contradictorias que necesiten ser expresadas de alguna manera para liberarse del peso que suponen dichas emociones. Es mejor atacar una superficie en blanco a que acabe pagando quien no tiene culpa, nuestra frustración.

Esta cuarentena, además, nos muestra cuan beneficioso es el arte para la sociedad incluso sin ser visto como terapia… y es que son muchas las formas de arte que nos entretienen en nuestro confinamiento: música, cine, lectura… etc…

¿Os imagináis un confinamiento sin arte? Uno puede poner arte por sí mismo pero, sin duda, el arte de los demás es un bien preciado que agradecer.

Porque el arte hace del mundo un lugar mejor.

Autor: Sonia Vakeiro